Essen 2007. Las reflexiones
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Este año ha sido mi primera visita a Essen. Acudí sin haber visto o leído prácticamente nada de las novedades que se presentarían en Essen pues no quería llegar con ideas preconcebidas. Mi intención era no agobiarme con la inútil pretensión de conocer todos y cada uno de los juegos que harían su puesta de largo en la feria. Además iba acompañado de Paco que había hecho una buena cantidad de preorders que me servirían de guía para el primer día.
Durante estos días en la Internationalen Spieltage SPIEL '07 he podido conocer las novedades de las empresas más asentadas o descubrir algunos de esos pequeños tesoros que se esconden en modestos stands, charlar aunque sean segundos con los autores de esos juegos que nos han dado horas de diversión o comprobar el tamaño de la afición a los juegos de mesa en Alemania. Digo que he podido por que en mayor o menor medida he pecado de novato y he perdido la oportunidad de conocer algunos de esos juegos o de presentarme a alguno de esos autores.
Por otro lado la feria fomenta un consumismo que hay que saber manejar porque sino te puede ocurrir que llegues a casa con grandes gangas que, cuando le buscas un sitio en la estantería, te preguntas para qué quieres ese juego del que nunca habías oído hablar o aquel otro que te encanta pero que sabes que nunca podrás jugar por que ya hay varias copias en tus grupos habituales de juegos.
¿Ha merecido la pena la experiencia? Por supuesto que ha merecido la pena, sin embargo, uno debe preguntarse qué espera conseguir de próximas ediciones y como debe afrontarlas. Si vuelvo a ir a Essen tengo claro algunas de las cosas que trataré de hacer diferentes a este año. Entre ellas estará la de intentar entre el jueves y el viernes, cuando la masa de asistentes es relativamente liviana, probar la mayor cantidad de juegos posible para dedicar sábado y domingo a la toma de decisiones sobre los juegos que merecen la compra o no.
Durante estos días en la Internationalen Spieltage SPIEL '07 he podido conocer las novedades de las empresas más asentadas o descubrir algunos de esos pequeños tesoros que se esconden en modestos stands, charlar aunque sean segundos con los autores de esos juegos que nos han dado horas de diversión o comprobar el tamaño de la afición a los juegos de mesa en Alemania. Digo que he podido por que en mayor o menor medida he pecado de novato y he perdido la oportunidad de conocer algunos de esos juegos o de presentarme a alguno de esos autores.
Por otro lado la feria fomenta un consumismo que hay que saber manejar porque sino te puede ocurrir que llegues a casa con grandes gangas que, cuando le buscas un sitio en la estantería, te preguntas para qué quieres ese juego del que nunca habías oído hablar o aquel otro que te encanta pero que sabes que nunca podrás jugar por que ya hay varias copias en tus grupos habituales de juegos.
¿Ha merecido la pena la experiencia? Por supuesto que ha merecido la pena, sin embargo, uno debe preguntarse qué espera conseguir de próximas ediciones y como debe afrontarlas. Si vuelvo a ir a Essen tengo claro algunas de las cosas que trataré de hacer diferentes a este año. Entre ellas estará la de intentar entre el jueves y el viernes, cuando la masa de asistentes es relativamente liviana, probar la mayor cantidad de juegos posible para dedicar sábado y domingo a la toma de decisiones sobre los juegos que merecen la compra o no.