MisJuegos

Ayer a eso de las ocho de la tarde mientras veía tranquilamente en el sofá el capítulo de House grabado del martes llamaron a la puerta de mi casa. Para mi sorpresa, era de correos trayéndome un paquete (no esperaba que pudieran llegar a semejantes horas).

De manera inesperada me encontré con el paquete que entre varios miembros de Runa habíamos pedido a la PCra con nuestra nueva joya de la colección: esos cuatro Shogun tan esperados y al que espero sacarle endimiento.

Así, en las últimas semanas, entre pitos y flautas me he hecho con nada más y nada menos que con siete nuevos juegos y una mini expansión (A Fistful of cards de Bang) que son los que aparecen en la foto (cuidado con ese extraño filler de una hora llamado Meuterer que pasa bastante desapercibido en la foto pero que es capaz de provocar efectos sorprendentes.
Me es muy grato comunicar que Jessica Zorogastua -la parte de la familia con talento- ha sido galardona con el VIII Premio de Poesía "Paul Beckett" 2006.

Recibimos la noticia el jueves pasado, pero estaba esperando que saliera en algún medio de comunicación. De momento El Comercio ha hecho eco de la noticia.
Modifico para añadir otra referencia. Ayer (jueves 30 de octubre) salió un breve en ABC.
El viernes en un nuevo encuentro runero, decidimos asomarnos pronto por Marconi, Antonio, Juan, José María, Peto (flamante fichaje) y un servidor. Mientras llegaba Ángel con su caja (literalmente) de juegos empezamoscon un Bausack demostrando que las reglas caseras florecen en los mundos jueguiles. José María, como dueño del juego, demostró su profundo conocimiento sobre pesos, medidas y centros de masa de las piezas de madera construyendo sólidas torres y proporcionando bases inseguras al resto.

Llegó Ángel y nos dividimos en dos grupos. Por un lado el propio Ángel, Juan y Antonio le echaban un tiento al Tempus. Mientras por otro lado José María, Peto y un servidor nos echamos al coleto un El Grande: Gran Inquisidor y las colonias. Peto demostró su experiencia con el juego y me aventajó por unos escasos dos puntos al final de la partida, los dos muy lejos de un José María que aprendía a jugar en esa partida. Se demostró una vez más que aunque El Grande es un gran juego, su calidad crece exponencialmente con el número de jugadores en liza.

Mientras el otro grupo acababa su partida, acometimos un Razzia! con denuedo. Esta vez fue Peto quien pagó la inexperiencia. Para la próxima partida ya sabrá que las profesiones son muy importantes al final de la partida.

Acabamos la tarde con dos partidas simultáneas de tres al Blue Moon City, juego en el que todos menos Ángel éramos neófitos. En mi partida, Antonio, José María y yo entablamos una disputada partida en la que Antonio y un servidor no sabíamos muy bien qué hacer en los primeros turnos para acelerar nuestro aprendizaje hacia el final de la partida y ganar yo, prácticamente por la mano. Como pudo ganar cualquiera, se demostró que es un buen juego que habrá que tener en cuenta.
Si hace año y medio alguien me dijera que en este año iba a jugar a más de 100 juegos diferentes, probablemente me hubiera burlado de él, le hubiera dicho que no hay tantos juegos en el mundo y que aunque los hubiera, sería imposible jugar a tantos juegos y sobre todo que sería una locura.

Ayer, en la quedada besequera de los martes en el Laberinto, pude probar tres nuevos -para mí- juegos:
  • La liebre y la Tortuga: primer juego del año, del lejano 1974, una especie de Oca traducida a Eurogame  que resulta un magnífico juego familiar -jugones abstenerse- con cierta dosis de estrategia y muchos cálculos numéricos.
  • Boomtown una especie de mezcla de Catan con un juego de subastas. Un típico juego de Faidutti que apenas dura media hora, en el que hasta el final del último turno no se sabe quien ganará.
  • Y por último San Marco, uno de los juegos de mayorías más famosos. Una mecánica original y una terrible sensación de estar favoreciendo a los demás en tu contra.
Pues con estos tres nuevos juegos he llegado este año a la cifra redonda de 100 juegos diferentes. Si a esto le añadimos la cifra de 200 partidas de la semana pasada,supone que de cada dos partidas que juego una es a un juego nuevo y otra a un juego al que ya he jugado (o jugaré).

Estos números indican por un lado que juego muchos fillers y por otro que es casi imposible que queme ningún juego.

100 juegos diferentes ¡qué locura! (bendita locura, por cierto).
Esta semana he terminado de leer Hacedor de estrellas de Olaf Stapledon. Se trata de una novela que en realidad es un ensayo filosófico.

Stapledon utiliza su imaginación para describirnos de una manera científica y sociológica la historia de hipotéticas civilizaciones terrestres y extraterrestres, civilizaciones que serán el futuro de nuestra galaxia o que han dejado de existir.

Stapledon realiza todas estas creaciones como un ejercicio para tratar de comprender y explicar la mente del Hacedor de estrellas, del Dios creador del universo y de otros universos posibles. Comprensión que le lleva a preguntarse sobre la transcendencia del hombre individual, un átomo insignificante en la historia y en la composición del cosmos, pero sin embargo necesario para que la obra del Starmaker sea perfecta.

Hacedor de Estrellas - Minotauro
ISBN: 8445074458 | 317 páginas | Bolsillo
El viernes nueva quedada de Runa en Marconi. Los primeros en acudir fuimos Antonio y un servidor que descubrimos el juego de Cartas de Catán mientras llegaba Juan. El juego combina con acierto detalles del juego de tablero y de su expansión Caballeros y ciudades. Un buen juego de cartas para dos personas, muy equilibrado y con diferentes estrategias según las cartas que te van llegando.

El GrandeLlegó Juan y nos pusimos a jugar a El Grande con la expansión Intriga y el Rey, no acabó de gustarme la expansión, creo que me gusta más el factor azaroso que le da la aparición de las cartas en el juego original. Además aplicamos mal una regla no muy bien explicada en las instrucciones, pues el que obtenía la carta de El Rey o de Intriga, no puede ejecutar la acción de la carta que jugó en la subasta. Habrá que darle otra oportunidad con más jugadores.

Y por último jugamos una partida al magnífico y ya clásico Tigris y Eufrates. Gané mi primera partida (por primera vez jugué una loseta de catástrofe, losetas que siempre he olvidado en las pocas partidas que he jugado).

Este sabado una memorable partida de Railroad Tycoon se convirtió en mi partida número 200 de este año.