I Premio BSK de Microrrelatos
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Entre Biblio y Santiago Eximeno han organizado el I Premio BSK de Microrrelatos con la idea de conjugar la afición por los juegos de mesa con el talento literario que más de uno encierra como se ha podido ver en el resultado final.
Los relatos ganadores -cuyo premio será ser publicados en una edición especial del ezine Efímero- se pueden descargar desde aquí .doc.
He participado con dos microrrelatos, uno, mediocre, no ha recibido ningún voto. El segundo menos malo, ha quedado en una honrosa pero frustrante cuarta posición.
Enhorabuena a los premiados y me despido con mi micro, reescrito prácticamente en su totalidad para la ocasión:
Los relatos ganadores -cuyo premio será ser publicados en una edición especial del ezine Efímero- se pueden descargar desde aquí .doc.
He participado con dos microrrelatos, uno, mediocre, no ha recibido ningún voto. El segundo menos malo, ha quedado en una honrosa pero frustrante cuarta posición.
Enhorabuena a los premiados y me despido con mi micro, reescrito prácticamente en su totalidad para la ocasión:
Todos menos uno
Fue el primero en llegar. Comenzó una frenética actividad desplegando sobre la magnífica mesa de madera maciza –una mesa que invitaba a compartir horas de sobremesa- las cajas llenas de color e ilusión que había traído. Era una buena colección de juegos, bien lo sabía, pues se había encargado de investigar y de preguntar a los expertos en los foros precisos. Juegos para disfrutar en compañía, sencillos, rápidos y sobre todo divertidos. Se acercó a la ventana para observar con deleite como la lluvia y el viento invitaban a permanecer en un lugar caliente y seco como lo era el acogedor salón de la casa rural donde iban a pasar el fin de semana. Se volvió para colocar los vistosos componentes de manera que llamaran la atención nada más entrar.
Pronto comenzaron a llegar sus compañeros de fin de semana. Uno tras otro, después de los protocolarios y afectuosos saludos se dirigían con curiosidad hacia esa amalgama de color que soportaba la mesa. Con cada amigo que llegaba, el ansia por descubrir su reciente afición, ese mundo maravilloso, su alma se desbordaba de ilusión.
El último coche llegó y con él el último miembro del grupo. Al contrario que el resto de amigos, entró como un torbellino preguntando por la televisión, llevando bajo el brazo una caja con un contenido inequívoco.
-¡Estupendo! Después de ver Gran Hermano, podemos jugar con la consola, me he traído un juego divertidísimo al que podemos jugar todos.
¡Menos mal que me he acordado de traerla!-dijo mientras el grupo se agrupaba en torno a él ávidos por ver el objeto que tanta diversión prometía.
-¡Que bien! –respondieron todos al unísono.
Todos, menos uno.