Crónicas runeras 6
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El
viernes en un nuevo encuentro runero, decidimos asomarnos pronto por Marconi, Antonio, Juan, José María,
Peto (flamante fichaje) y un servidor. Mientras llegaba Ángel con su caja (literalmente) de juegos empezamoscon un Bausack demostrando que las reglas caseras florecen en los mundos jueguiles.
José María, como dueño del juego, demostró su profundo conocimiento sobre pesos, medidas y centros de masa de las piezas de madera construyendo sólidas torres y proporcionando bases inseguras al resto.
Llegó Ángel y nos dividimos en dos grupos. Por un lado el propio Ángel, Juan y Antonio le echaban un tiento al Tempus. Mientras por otro lado José María, Peto y un servidor nos echamos al coleto un El Grande: Gran Inquisidor y las colonias. Peto demostró su experiencia con el juego y me aventajó por unos escasos dos puntos al final de la partida, los dos muy lejos de un José María que aprendía a jugar en esa partida. Se demostró una vez más que aunque El Grande es un gran juego, su calidad crece exponencialmente con el número de jugadores en liza.
Mientras el otro grupo acababa su partida, acometimos un Razzia! con denuedo. Esta vez fue Peto quien pagó la inexperiencia. Para la próxima partida ya sabrá que las profesiones son muy importantes al final de la partida.
Acabamos la tarde con dos partidas simultáneas de tres al Blue Moon City, juego en el que todos menos Ángel éramos neófitos. En mi partida, Antonio, José María y yo entablamos una disputada partida en la que Antonio y un servidor no sabíamos muy bien qué hacer en los primeros turnos para acelerar nuestro aprendizaje hacia el final de la partida y ganar yo, prácticamente por la mano. Como pudo ganar cualquiera, se demostró que es un buen juego que habrá que tener en cuenta.
Llegó Ángel y nos dividimos en dos grupos. Por un lado el propio Ángel, Juan y Antonio le echaban un tiento al Tempus. Mientras por otro lado José María, Peto y un servidor nos echamos al coleto un El Grande: Gran Inquisidor y las colonias. Peto demostró su experiencia con el juego y me aventajó por unos escasos dos puntos al final de la partida, los dos muy lejos de un José María que aprendía a jugar en esa partida. Se demostró una vez más que aunque El Grande es un gran juego, su calidad crece exponencialmente con el número de jugadores en liza.
Mientras el otro grupo acababa su partida, acometimos un Razzia! con denuedo. Esta vez fue Peto quien pagó la inexperiencia. Para la próxima partida ya sabrá que las profesiones son muy importantes al final de la partida.
Acabamos la tarde con dos partidas simultáneas de tres al Blue Moon City, juego en el que todos menos Ángel éramos neófitos. En mi partida, Antonio, José María y yo entablamos una disputada partida en la que Antonio y un servidor no sabíamos muy bien qué hacer en los primeros turnos para acelerar nuestro aprendizaje hacia el final de la partida y ganar yo, prácticamente por la mano. Como pudo ganar cualquiera, se demostró que es un buen juego que habrá que tener en cuenta.