Juego del mes de Marzo: Enkidu
/
0 Comments
Con un poco de retraso (la culpa la tiene la Semana Santa) llega la reseña del juego del mes, en este caso se trata de Enkidu: El viajero del tiempo, una iniciativa editorial distinta pues nace de la colaboración de Oriol Comas con Ibermática una compañía de servicios en Tecnologías de la Información. Una forma diferente y original de promocionar los valores de una empresa.
Enkidu es un juego diferente por que hay que tratar de ganar y hacer ganar a los demás sin ser colaborativo. Esta frase tan enigmática lo único que esconde es la descripción de los objetivos para ganar la partida. Pero vayamos por partes. Antes de entrar en describir los objetivos describamos algunos componentes y la mecánica general.
El componente principal del juego son unas losetas que representas tablillas de arcilla sumerias, con cinco colores y cinco símbolos diferentes. Cada jugador dispone de un mazo propio de cartas numeradas del 1 al 15. Y un mazo propio de algo que podemos denominar eventos.
Cada turno se tiran dos dados para determinar cuantas tablillas se sacan al azar de una bolsa oscura que contiene todas las tablillas. Viendo las tablillas cada jugador pujará de forma oculta con una de sus cartas numeradas para intentar o no llevarse algunas de las tablillas.
Después de esto se revela un evento de un mazo formado por cartas que previamente cada jugador ha elegido de su mazo de eventos.
¿Para qué sirve todo esto? Es decir cual es el objetivo de cada jugador. Ahí está la gracia del juego, por que cada jugador, al principio de la partida, recibirá unos objetivos. Uno que se refieren a él mismo y tres que están referidos a los demás jugadores. Gana el que más puntos sume teniendo en cuenta que el objetivo propio suma 5 y el de los demás suma 3.
¿Cómo son estos objetivos? Los propios son del estilo de ser el jugador con más fichas verdes o el que tenga más símbolos de un determinado tipo. Los de los demás son del estilo de que el jugador Rojo sea el que más tablillas tenga de un color o en general, o que tenga más que el de su derecha o que tenga más tablillas de un símbolo determinado.
¿Y como se consiguen esos objetivos? Pujando con las tablillas y con los eventos que en general son referentes a los objetivos (robar nuevos, ver el de otro jugador, cambiar objetivos) o al intercambio de tablillas (coge 2 tablillas de un jugador, descartate tú de tablillas, da tablillas a un jugador). Además en cualquier momento del juego se puede proponer una negociación con un jugador que puede ser vetada por otro.
Lo que más me gusta: La originalidad de los objetivos que afectan a los demás. Ojo a la estupenda introducción al juego de Miquel Barceló prácticamente un mini-relato de ciencia ficción.
Lo que menos me gusta: Los eventos generan un factor caótico al juego que sin duda molestará a los amantes del control. Hay eventos más caóticos que otros por lo que en cierta manera dependerá de los gustos de los propios jugadores la cantidad de caos del juego.
Conclusiones: Enkidu es un juego que triunfará con más facilidad con un público familiar que un público jugón. Seguramente no se trata del mejor juego de Oriol pero es un juego muy digno. Por desgracia se trata de un juego español editado aquí; eso probablemente implique que un buen número de jugadores no le de siquiera esa oportunidad que a veces se le da a otros juegos para los que no existen prejuicios.
El juego
Enkidu es un juego diferente por que hay que tratar de ganar y hacer ganar a los demás sin ser colaborativo. Esta frase tan enigmática lo único que esconde es la descripción de los objetivos para ganar la partida. Pero vayamos por partes. Antes de entrar en describir los objetivos describamos algunos componentes y la mecánica general.
El componente principal del juego son unas losetas que representas tablillas de arcilla sumerias, con cinco colores y cinco símbolos diferentes. Cada jugador dispone de un mazo propio de cartas numeradas del 1 al 15. Y un mazo propio de algo que podemos denominar eventos.
Cada turno se tiran dos dados para determinar cuantas tablillas se sacan al azar de una bolsa oscura que contiene todas las tablillas. Viendo las tablillas cada jugador pujará de forma oculta con una de sus cartas numeradas para intentar o no llevarse algunas de las tablillas.
Después de esto se revela un evento de un mazo formado por cartas que previamente cada jugador ha elegido de su mazo de eventos.
¿Para qué sirve todo esto? Es decir cual es el objetivo de cada jugador. Ahí está la gracia del juego, por que cada jugador, al principio de la partida, recibirá unos objetivos. Uno que se refieren a él mismo y tres que están referidos a los demás jugadores. Gana el que más puntos sume teniendo en cuenta que el objetivo propio suma 5 y el de los demás suma 3.
¿Cómo son estos objetivos? Los propios son del estilo de ser el jugador con más fichas verdes o el que tenga más símbolos de un determinado tipo. Los de los demás son del estilo de que el jugador Rojo sea el que más tablillas tenga de un color o en general, o que tenga más que el de su derecha o que tenga más tablillas de un símbolo determinado.
¿Y como se consiguen esos objetivos? Pujando con las tablillas y con los eventos que en general son referentes a los objetivos (robar nuevos, ver el de otro jugador, cambiar objetivos) o al intercambio de tablillas (coge 2 tablillas de un jugador, descartate tú de tablillas, da tablillas a un jugador). Además en cualquier momento del juego se puede proponer una negociación con un jugador que puede ser vetada por otro.
Lo que más me gusta: La originalidad de los objetivos que afectan a los demás. Ojo a la estupenda introducción al juego de Miquel Barceló prácticamente un mini-relato de ciencia ficción.
Lo que menos me gusta: Los eventos generan un factor caótico al juego que sin duda molestará a los amantes del control. Hay eventos más caóticos que otros por lo que en cierta manera dependerá de los gustos de los propios jugadores la cantidad de caos del juego.
Conclusiones: Enkidu es un juego que triunfará con más facilidad con un público familiar que un público jugón. Seguramente no se trata del mejor juego de Oriol pero es un juego muy digno. Por desgracia se trata de un juego español editado aquí; eso probablemente implique que un buen número de jugadores no le de siquiera esa oportunidad que a veces se le da a otros juegos para los que no existen prejuicios.