Power Grid
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Hagamos un poco de historia personal. Corría el año 2005 (es decir hace un año) cuando descubrí gracias al blog de un tal compluto que había un mundo más allá del Catán y del Carcassonne, y dos páginas web fundamentales para todo jugón hispano que se preciara: la BGG y la
BSK.
Movido por mi afán de jugar cuantas más veces mejor sin provocar colapsos en familia y amigos inicié una búsqueda de lugares donde jugar y descubrí, por medio de David, el club Dragón, un club de juegos de figuras y wargames donde un pequeño grupo jugaba de vez en cuando a juegos de mesa. El primer día un tal Andrés al que pronto reconocí con sorpresa como compluto, invitado por Juan al club nos enseñó una monstruosa joya, llamada Twilight Imperium III. (Creo que ese es uno de los peores recuerdos que Andrés debe tener, intentando explicar un juego al que al final apenas pudimos jugar dos turnos). No obstante volvió la semana siguiente acompañado de otros dos jugones empedernidos, llamados Chema y Ángel y trayendo bajo el brazo un juego verde llamado Power Grid. Aquel día ocurrieron dos cosas, estábamos creando sin saberlo el germen de Runa y a mí me descubrieron los JUEGOS DE MESA.
No había vuelto a jugar al Power Grid, así que tenía muchísimas ganas de repetir, por si acaso mis primeras impresiones estaban veladas por la falta de conocimiento en juegos de mesa alemanes. No, mis primeras impresiones eran correctas y Power Grid se merece sin duda su privilegiada posición en la BGG. Es uno de esos juegos redondos, donde todo encaja a la perfección y donde hay que afinar en cada decisión pues cualquier error, cualquier puja demasiado alta o demasiado baja, puede suponer tu derrota.
En mi despedidad de las quedadas veraniegas de la BSK Guillermo, Miguel, Ángel y un servidor jugamos una partida con muchas alternativas. Guillermo buscó ir a remolque durante toda la partida para ser siempre el primero en conectar ciudades y comprar materias primas, Ángel se dedicó a la centrales eólicas y Miguel y yo nos dedicamos a abastecer todas las ciudades que podíamos. Con estas tácticas llegamos a los últimos turnos muy igualados. Miguel estuvo a punto de ganar cuando le faltaron apenas 7 unidades monetarias para llegar a las 17 ciudades abasteciendo 16 de ellas, mientras los demás estábamos aún ejos de conectar 16 ciudades. A mí me faltó dinero ese turno para acercarme a las centrales que Guillermo había conectadas, lo que me hubiera dado la victoria pues era el que más ciudades podía abastecer. Al final ganó Guillermo con 18 ciudades conectadas y abastecidas, justo por delante de mi con 17 conectadas y abastecidas. Miguel no ganó por que solo podía abastecer a 16 ciudades aunque conectó 21.
Lo que más me gusta: Es un juego redondo, pero me quedaría con la mecánica de subida y bajada de precios de las materias primas.
Lo que menos me gusta: Probablemente que es un juego tan intenso que las dos veces he acabado con un ligero dolor de cabeza (probablemente, en ambas ocasiones se deba también al molesto ruido de fondo).
Conclusión: Es un juego que debe estar en toda ludoteca. Es intenso y duro y es fácil que sobrepase las dos horas de juego, pero imprescindible.
Movido por mi afán de jugar cuantas más veces mejor sin provocar colapsos en familia y amigos inicié una búsqueda de lugares donde jugar y descubrí, por medio de David, el club Dragón, un club de juegos de figuras y wargames donde un pequeño grupo jugaba de vez en cuando a juegos de mesa. El primer día un tal Andrés al que pronto reconocí con sorpresa como compluto, invitado por Juan al club nos enseñó una monstruosa joya, llamada Twilight Imperium III. (Creo que ese es uno de los peores recuerdos que Andrés debe tener, intentando explicar un juego al que al final apenas pudimos jugar dos turnos). No obstante volvió la semana siguiente acompañado de otros dos jugones empedernidos, llamados Chema y Ángel y trayendo bajo el brazo un juego verde llamado Power Grid. Aquel día ocurrieron dos cosas, estábamos creando sin saberlo el germen de Runa y a mí me descubrieron los JUEGOS DE MESA.
Power Grid
Ni que decir tiene que quedé encantado con las mecánicas de subasta de las centrales eléctricas y de variación de precios de las materias primas. Me apasionó la forma de equilibrar la partida por medio de una regla tan sencilla como la de que el que vaya mejor es el último en comprar y por supuesto disfruté mucho de la compañía (y por que gané, claro).No había vuelto a jugar al Power Grid, así que tenía muchísimas ganas de repetir, por si acaso mis primeras impresiones estaban veladas por la falta de conocimiento en juegos de mesa alemanes. No, mis primeras impresiones eran correctas y Power Grid se merece sin duda su privilegiada posición en la BGG. Es uno de esos juegos redondos, donde todo encaja a la perfección y donde hay que afinar en cada decisión pues cualquier error, cualquier puja demasiado alta o demasiado baja, puede suponer tu derrota.
En mi despedidad de las quedadas veraniegas de la BSK Guillermo, Miguel, Ángel y un servidor jugamos una partida con muchas alternativas. Guillermo buscó ir a remolque durante toda la partida para ser siempre el primero en conectar ciudades y comprar materias primas, Ángel se dedicó a la centrales eólicas y Miguel y yo nos dedicamos a abastecer todas las ciudades que podíamos. Con estas tácticas llegamos a los últimos turnos muy igualados. Miguel estuvo a punto de ganar cuando le faltaron apenas 7 unidades monetarias para llegar a las 17 ciudades abasteciendo 16 de ellas, mientras los demás estábamos aún ejos de conectar 16 ciudades. A mí me faltó dinero ese turno para acercarme a las centrales que Guillermo había conectadas, lo que me hubiera dado la victoria pues era el que más ciudades podía abastecer. Al final ganó Guillermo con 18 ciudades conectadas y abastecidas, justo por delante de mi con 17 conectadas y abastecidas. Miguel no ganó por que solo podía abastecer a 16 ciudades aunque conectó 21.
Lo que más me gusta: Es un juego redondo, pero me quedaría con la mecánica de subida y bajada de precios de las materias primas.
Lo que menos me gusta: Probablemente que es un juego tan intenso que las dos veces he acabado con un ligero dolor de cabeza (probablemente, en ambas ocasiones se deba también al molesto ruido de fondo).
Conclusión: Es un juego que debe estar en toda ludoteca. Es intenso y duro y es fácil que sobrepase las dos horas de juego, pero imprescindible.